Su Cabello Largo y Lacio Cayendo en su Cara a las Cuatro de la Tarde

 

Me he quedado afónica tres veces en mi vida, nunca me dolió. Recuerdo que un día desperté y no pude pronunciar la primera palabra del día. Comencé entonces a comunicarme con señas inventadas porque en mi boca solo había un hoyo negro.

 

Mis ojos se llenaron de agua, se hincharon, me salieron bolsas, se pusieron rojos y me ardían. Mi mirada no llenaba ningún lugar, ya nunca la volví a ver.

 

Sólo tengo la imagen de ella en el baño de un departamento que nunca conocí. Su cabello largo y lacio cayendo en su cara a las cuatro de la tarde.

 

El sol brillaba ese día, lo recuerdo porque justo ese día tomé un video del sol detrás de los árboles. La tarde me es insoportable.

 

El sol tal vez entraba por la ventanilla del baño. La luz bañaba el cuerpo colgado con los pies al aire dibujando su silueta, me pregunto si estaría vestida o desnuda. ¿A quién le puedo preguntar? ¿Quién la encontró? ¿Quién la bajó?

 

Me veo al espejo y estoy completamente blanca, desde la punta de mi lengua hasta la punta de los dedos. Deje de hablar, más por falta de voluntad que por enfermedad. Vanessa se quitó las anginas porque decía que no servían para nada en la vida, Vanessa se quitó la vida. Mi cuarto se puso blanco resplandeciente a las 12 de la noche después de haber colgado el teléfono. Me llevé mis manos a la cara y mi garganta se cerró.

 

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